Las celosías se construyen con baldosas, normalmente cuadradas, que contienen un diseño interior. Se colocan en la parte superior de los muros por varios motivos: en primer lugar, las zonas huecas suponen una descarga del peso del muro sobre su base; en segundo, dejan pasar la luz que después puede tamizarse con un seto y, por último, aportan un motivo decorativo a una pared normalmente lisa. Si los dos primeros motivos (peso y luz) se pueden abordar desde la física, el tercero nos llevará por el camino de la geometría.
La colocación se realiza mediante diversos movimientos de dichas baldosas: traslaciones, giros y simetrías de la baldosa original.
Una de las formas más frecuentes de colocar este tipo de baldosas consiste en hacer simetrías axiales, tomando como ejes los lados del cuadrado. Se consigue situando la nueva baldosa sobre una ya colocada y dar un giro de 180º “en el aire” (utilizando la tercera dimensión), como se puede ver en la siguiente animación:
En algunos casos se dan situaciones no deseadas. Es el caso de la siguiente celosía se observa un intento de seguir el patrón anterior de colocación, pero ha habido un error en una de las baldosas. Al principio cuesta localizarla, pero una vez se ha encontrado, la vista casi siempre se dirige hacia ella.